Una puerta del Sol coruñesa

  • Arquitecto: Joaquín Otamendi y Luis Lozano
  • Fecha: 1931
  • Dirección: Alcalde Manuel Casás s/n

Los años 30 empezaron fuerte, marcados por la Gran Depresión a la que acompañó el nacimiento de los fascismos y la consiguiente II Guerra Mundial. La emigración siguió siendo una constante en A Coruña (sólo en 1930 partieron a las Américas 25.000 vecinos) y también el auge de las telecomunicaciones, telégrafos y correos. Los periódicos de la época criticaban cómo los funcionarios de Correos se apretujaban en “sórdidos locales” con montañas de papeles amontonados.

Correos impulsó oficinas por toda España y el Estado compró un solar ganado al mar en la calle Manuel Casas, donde antes se situaba la feria y los circos, y presentó el pliego para la construcción de un gran edificio a la altura de una urbe importante como era A Coruña que se inició en 1931 y se concluyó en 1934. El proyecto fue encargado a Joaquín Otamendi, que lo diseñó con Luis Lozano con el apoyo del prestigioso arquitecto Antonio Tenreiro, autor del Mercado de San Agustín o del Edificio Atalaya.

El edificio es imponente, con planta en forma de H, fachadas blancas y simétricas, con apenas huecos y cornisas, volúmenes compactos y compensados de hormigón armado y una torre escalonada. Se inauguró en 1934 casi a la vez que el Teatro Colón y le dio un nuevo perfil monumental a la ciudad. La apuesta fue claramente racionalista, en contraposición con los debates de la época sobre la recuperación de apuestas regionales.

Las formas entroncan con los gustos de los edificios americanos de los años 30 y el Art-Decó geométrico que impuso Hoffmann dos décadas antes en lugares como el Palacio de Stoclet, en Bruselas. La torre recuerda también la propuesta que Otamendi hizo para el Círculo de Bellas Artes de Madrid. Cuenta con un zócalo de piedra rojiza y se adapta con indudable éxito a las peticiones de “luz y sencillez” que pedía el pliego. Sólo hace falta pasar a su hall central para sentirte en esa época.

Aunque se concluyó en 1934 el edificio no empezó a prestar servicio hasta los años 40 y se utilizó primero como cuartel y hospital. En las reformas de 2001 se eliminó el águila franquista que coronaba una de sus vidrieras principales.

Reloj, no marques las horas

Uno de los detalles más fascinantes de la construcción es el reloj que corona la torre, que se renovó en 2003 con hilo musical. El aparato está sincronizado por radio con el reloj de cesio del Instituto Meteorológico de Brunswick, Alemania y fue colocado por la empresa viguesa de Fulgencio Pagán. Cuenta con una luz interior que ilumina en la noche. Si paseáis por la zona sobre las 9 a.m. podréis escuchar las Campanas de la Alborada Gallega, a las 12 la Salve Marinera y a las 22h una versión de Negra Sombra, basado en el poema de Rosalía de Castro. Los relojeros aseguraron que tendría un error máximo de tres segundos cada cien años, algo que se comprobó más tarde que no es del todo verdad: el retraso es mayor (según se lamentaba el pobre Pagán por las antenas de telecomunicaciones instaladas en el techo que interfieren con la sincronización).

El excelso sonido aún nos ameniza los paseos por la Marina. Pero el volumen no tuvo muy contentos a los vecinos que iniciaron en 2013 una campaña para acabar con los ruidos “No podemos dormir la siesta, y eso que la dormimos con tapones”, contaban a un periódico muy indignados. La campaña tuvo su efecto y se decidió finalmente eliminar los cuartos. Pequeños fallos que no pueden empañar el gozo de contemplar este edificio lleno de historia.

El arquitecto: Joaquín Otamendi

Joaquín Otamendi, sentado, junto a Antonio Palacios.
Joaquín Otamendi (sentado) junto a Antonio Palacios.

Joaquín Otamendi (San Sebastián en 1874 – Madrid el 11 de junio de 1960) realizó la mayor parte de su obra en Madrid y, junto a Antonio Palacios, ha configurado la estética monumental y racionalista de la capital con edificios como el Palacio de Comunicaciones o el Banco Español del Río de la Plata.

Especializado en obra civil, en 1918 recibió el encargo de realizar las sedes de Correos y Telégrafos en más de 50 ciudades españolas, entre ellas la de A Coruña, una de las más destacadas por su rigor geométrico.

Realizó estos proyectos junto a Luis Lozano Losilla y, en A Coruña, el encargado de la ejecución de la obra, iniciada en 1931, fue el arquitecto municipal Antonio Tenreiro.

Los Otamendi Machimbarrena fueron una importante familia de hermanos arquitectos e ingenieros. De entre ellos, destaca Miguel, ya que fue uno de los impulsores del primer Metro de Madrid a inicios del siglo XX.

Joaquín Otamendi participó también en el proyecto del rascacielos Torre España.